domingo, 23 de diciembre de 2012

Un Nuevo Mundo


Ayer tuve un sueño, pero no un sueño cualquiera, no. Si no fuera porque recuerdo con exactitud lo que  hice  antes de meterme en la cama y lo que sucedió justo después, diría que fue real.

Me levanté de un salto de la cama y asomé mi cabeza por la abertura de la pared, en ese instante desaparecieron todas las incertidumbres que pude haber tenido: “un sueño, nada más…”, pensé.

Las calles estaban desiertas, las paredes estaban derruidas, abundaba la inmundicia, los vehículos destrozados y en todas partes había infames soldados. “Un sueño nada más…” dije.

En todo momento escucho bombas,  proyectiles a gran velocidad que estallan con un estruendo aterrador. Tengo miedo, miedo al escuchar una bomba caer sobre a ciudad, tengo miedo al percibir los aviones a alta velocidad, tengo miedo…

No importa dónde viva, ni en qué época, el planeta está sumergido en la guerra más violenta que jamás haya podido contemplar, las ciudades destruidas, los monumentos asolados, la gente asustada, atemorizada, acobardada, anulada… pero ya nada importa, no somos muchos los que sobrevivimos y eso es lo único que importa: sobrevivir.

Silencio, no escucho nada, las bombas han cesado. Estoy sola y me invade el miedo, mis amigos marcharon hace mucho a por provisiones pero no sé nada de ellos. Escribo mis visiones  sobre una hoja, pues la única manera que tengo de escapar de esta desdichada vida es soñando y ayer soñé, soñé con la primavera que nuestro abuelo nos contó, con un amanecer sin proyectiles, sin explosiones, sin esconderme, sin miedo…

Ayer tuve por una vez la mente libre y en mis manos estaba la llave que todo ser humano quiere. En mis manos estuvo la llave que abría la puerta de un nuevo mundo. Sí, un nuevo mundo fuera de lo físico y de lo racional.

Ayer soñé… pero quiero soñar de nuevo, salir de esta realidad, escapar de esta prisión de huesos y volar con osadía por los confines de la imaginación, pues he llegado a la conclusión de que esa es la única manera de ser libre en los tiempos que corren.

Distopía · Hace 4 años en algún lugar del insti...

viernes, 7 de diciembre de 2012

Este mundo se cae pero ellos intentan alzarse, no saben que caen, y no quieren sostener este mundo, nunca lo han querido hacer. Todos se empeñan en alzarse frente a los demás, quieren ser mas altos que su hermano, que su padre, que su madre, que su amigo, que su vecino... cuando los cuervos vuelvan a volar a nuestro alrededor, ellos nos mostraran el camino, cuando sus alas negras oculten el sol, los que estaban ciegos volverán a ver, si es que alguna vez vieron, y la verdad los devorara: Nadie es superior a nadie, porque la ceniza nos iguala a todos.

Apátrida.